Volviendo al cuchillo --- 02.07.2018
Gotita a gotita, poco a poco. Así se va deshaciendo cada copo de nieve que cayó durante el invierno. Una vez pasadas las inundaciones que suelen acompañar al deshielo es buen momento para dar un paseo por la montaña y ver flujos de agua por todas partes. Finales de junio fue el momento que elegí para no encontrarme con otros excursionistas.



Es cierto que tengo cierta predilección por las montañas de Jotunheimen, el hogar de los gigantes en la mitología nórdica. El nombre lo puso muy acertadamente el periodista y viajero Aasmund Olavsson Vinje en 1860 porque -efectivamente- uno se siente pequeñito y rodeado de gigantes en aquel paraje.

La primera parte del plan consistía en conquistar Besseggen, seguro que los lectores veteranos recuerdarán que en agosto de 2010 nevó en aquel lugar por lo que no tuve la suerte de poder hacer la foto típica.

El procedimiento fue el mismo: Coger el barco en Gjendesheim hasta Memurubu. Una vez allí, comenzar a caminar sin ningún tipo de prisa. En la montaña la meteorología es cambiante. Hizo SOL, nevó un poquito, hizo mucho viento, llovió, granizó... ¡un día completo!

La etapa es considerada dura porque el perfil es exigente tanto a la principio como al final. Y en el medio hay que escalar por el cuchillo, claro. Las vistas son una gran recompensa. Una vez subida la primera gran cuesta el caminante puede deleitarse con un exclusivo paisaje compuesto por un glaciar, una empinada montaña y la desembocadura de un rio glaciar en el lago de Gjende.

Vista después de la primera gran cuesta.

Es un buen momento para buscar alguna piedra grande que proteja del viento y hacer una pausa, mirar detenidamente y notar que la cabaña de Memurubu -al fondo- es casi invisible. Una sombra al lado de la desembocadura...
¡Todo es tan grande! Es dificil de transmitir la escala con fotografías.

Después del bosque aparece la típica tundra compuesta por plantas muy bajas y fuertes que aprovechan el corto verano para florecer. Hay también musgo y varios tipos de líquenes por el que se esconden diferente tipos de insectos alados que se transportan dejandose llevar por el viento.

Llega el momento de la ascensión. Esto hay que hacerlo con mucha calma, un descuido aquí puede ser el último. Y por fin mis queridos lectores puedo ofrecer mi propia foto típica de Besseggen :-)

Besseggen.

El lago que vemos a la izquierda es Gjende y el lago de la derecha es Bessvatnet. Bessvatnet está a varios cientos de metros por encima de Gjende y se considera uno de los lagos más limpios y transparentes de Noruega. Se pueden ver unos 30 metros de profundidad de los 120 metros totales.

El camino se encuentra marcado con las típicas "T" rojas en la piedra de "DNT- Den Norske Turistforening", el centro excursionista nacional. Tuve la suerte de encontrarme con una de las voluntarias que va de paseo pintando "T". Una singular ocasión para agradecerle su trabajo. Me comentó que en algunas partes del camino -sobre todo en el desierto de pedruscos- hay marcas cada 2 ó 3 metros. Eso es completamente innecesario en un día normal, pero cuando se forma niebla espesa uno no puede ver a más de 2 metros. El poder de la naturaleza.

Desierto de pedruscos en Besseggen.

La segunda parte de mi ambicioso plan de montaña era subir a Galdhøpiggen, la montaña más alta de Noruega con sus 2469 metros. Pero no pudo ser. A finales de junio la temperatura era de -7ºC y debido a las fuertes rachas de viento la sensación térmica prevista por YR.no era de -17ºC. El riesgo no valía la pena.

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Vamos a la playa --- 30.11.2017
Esta playa es verdaderamente paradisiaca, la arena es fina y blanca. El agua es de un agradable color azul turquesa cuando no es completamente transparente. Es idílico, lo que todo el mundo asocia a las hermosas playas caribeñas.
Sin embargo nos encontramos en Haukland/Utakleiv, archipiélago de Lofoten en pleno círculo polar ártico. ¿Nos bañamos?

En verano siempre hay algún valiente entra en el agua. En invierno... ¡tambien!
Embutidos en sus trajes de neopreno los surfistas no tienen miedo de nada, ni siquiera a las orcas que de vez en cuando los visitan mientras surfean.



En el segundo 17 se ve como una orca empuja al surfista de rojo.

Varios huracanes y tormentas caribeñas terminan su andadura en las islas Lofoten, lo que significa mucho viento. Y eso es precisamente lo que he experimentado a finales de noviembre en la playa: mucho viento.



La verdad es que a 0ºC no debería hacer ni frío ni calor, jejeje, pero cuando el viento sopla a 35 km/h la sensación térmica es bastante baja, de unos -7ºC. Y la arena se le mete a uno por el cuello. El vídeo está movido porque el viento se me lleva. En la primera toma casi se me cae la cámara. El video presentado es el segundo intento.

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Un titular acertado --- 28.08.2017
Desconozco si siguen de cerca el tema o si ha sido por casualidad, pero el caso es que "El Mundo Today" acertó con su artículo:
"Largo de aquí" será el nuevo lema turístico de los países nórdicos.
Me reí mucho con el artículo por su tono, por ser un tema actual y porque algunas de las supuestas frases citadas de noruegos las he oido yo en tertulias.

Noruega no vive del turismo. No importa que haya algún que otro turista, siempre y cuando se cumplan las siguientes condiciones:
  • No molesten.
  • Dejen dinero.
Y esto no siempre se cumple. Como decíamos ayer, los turistas se saltan las recomendaciones de seguridad y luego hay que rescatarlos. Ocurre en Preikestolen de vez en cuando y en Lofoten -último sitio de moda- cada dos por tres. Esto molesta.

También molesta a la población local que se formen colas en las carreteras o en los ferrys. Y esto es lo que ocurre cuando una carretera local que une algunos pueblos con varios cientos de habitantes sufre una avalancha estival de 1 millón de turistas.

Turistas acampados en Utakleiv, Lofoten
Turistas acampados en Utakleiv, Lofoten

Muchos turistas saben que la vida en Noruega es cara, por lo que vienen cargados en sus autocaravanas con absolutamente todo lo que van a consumir durante su estancia. No gastan dinero ni en camping, pues pernoctan en ensanchamientos de la carretera o en pequeñas áreas de descanso pensadas como miradores.

Y lo peor de todo, lo que más molesta a mucha gente, es que se genera basura y hay que contratar a alguien para que la recoja y eso cuesta dinero.

Faltan infraestructuras -carreteras. hoteles, restaurantes, supermercados- que cuestan mucho de construir, de mantener y que no se mantienen con el dinero que dejan los turistas. Se está discutiendo mucho a nivel nacional y regional sobre la posible implantación de un impuesto a los turistas.

Los noruegos por su parte tienen la suerte -o la desgracia- de que su país, su producto turístico se vende solo. Pero ahora hace falta una política de turismo a nivel nacional.

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