Día nacional, un poquito de historia --- 17.05.2012
El 17 de mayo es el día nacional noruego. Se celebra el hecho de que en 1814 los miembros del Riksforsammling (parlamento) terminaron el texto de la constitución que se firmó el día 18 de mayo de 1814. Por fin tenían la constitución redactada... y el país estaba a punto de volver a manos de Suecia.

17 de mayo de 1983. Pintura de Christian Krohg. Fuente: WikipediaDurante la unión con Suecia la celebración del 17 de mayo no fue permitida. El propio rey Carl Johan entendió el recordatorio de tal fecha como una provocación y prohibió todo tipo de celebración. Los noruegos -no obstante- desobedecieron el mandato  real y celebraron su fiesta, lo que produjo problemas con los antidisturbios de la época.

Al morir Carl Johan -en marzo de 1844- la celebración de la constitución fue legalizada. En 1870 se realizó el primer desfile de niños bajo el amparo del poeta Bjørnstjerne Bjørnson.

Al conseguir la independencia de Suecia en el año 1906 el recorrido del desfile se modificó para pasar por delante del palacio y así poder saludar a la familia real. Esta tradición se ha mantenido hasta nuestros días.
El bombardeo de simbolismo noruego es constante: desfile infantil, saludo a la familia real, banderas por doquier, himno, traje nacional, eplemost (zumo de manzana), pølser (salchichas), bandas de música... y lo más importante, un día pacífico.

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Holmenkollstafetten --- 14.05.2012
En Navidades de 1890 tres amigos -Gustav S. Thorp, Oscar Fredriksen y Asbjørn Bjerke- fundaron el club deportivo Tjalve. Como no podía ser de otra manera, el club deportivo Tjalve es el más antiguo del país. Técnicamente hablando el club es más antiguo que el país, ya que Noruega se declaró independiente en 1905.

Mi dorsalAlgún miembro del club tuvo la feliz idea -allá por 1923- de crear una carrera de relevos que recorriera toda la ciudad. Unos 18 km repartidos en 15 etapas. La carrera recibió de Holmenkolnstafetten o -como también se la conoce popularmente- "el evento más bonito de la primavera".

Es un acontecimiento realmente increible. Empresas, clubes y peñas de todo el país se dieron cita el sábado para correr alrededor de la ciudad.

Pocas cosas hay en este mundo que me gusten menos que correr, pero no es fácil resistirse a la tentación de participar en algo tan típico como esta carrera. Además el compañero que se encarga del asunto deportivo tuvo problemas para encontrar a 15 voluntarios, así que accedí y participé.

Vista de Oslo y su fiordo
Día inmejorable. Vista de Oslo y su fiordo desde el jardín en el que me colé para recuperarme después del paseito.

A mi tocó la etapa 7, la conocida como klatre-etappen (la etapa de escalar). Comienza en la estación de Slemdal y el testigo se entrega en la estación de Besserud. La etapa comienza con 350 metros planos, luego 400 de "suave" pendiente ascendiente y otros 300 metros planos para coger aliento. A continuación siguen 250 metros de ascensión, 50 metros de descenso imperceptible, 350 metros de horrible y pronunciada subida que terminan -por fin- con 90 metros que voy a describir como "ascenso plano".
1.790 metros de pura diversión, si señor.

Perfil de la etapa 7

Yo tenía pensado llegar a Slemdal en metro, pero debido a la carrera (la línea 1 no pasa bajo tierra por aquellos lares) la línea fue suspendida. Así que tuve que correr desde la parada de metro más cercana (el campus de la universidad) hasta mi posición de salida. O sea que corrí las etapas 4, 5 y 6. A unos 3/4 de terminar la sexta etapa me cogió mi compañero. Corrimos juntos hasta el punto de relevo y desde allí ya continué yo solo.


En la recta final se situaron unas preciosas chicas que animaban con sus chidillos a los corredores. Yo en aquel momento iba con la lengua fuera. Agradecí enormemente sus gritos de apoyo mientras corría. Al entregar el testigo me relajé mirando la bonita panorámica. Es de bien nacido ser agradecido, así que antes de irme fui a dar las gracias a las chicas. Se sonrojaron, sonrieron y siguieron chillando.

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La tradición de esquiar --- 16.01.2012
Esquiar es una de esas cosas que nos llama la atención a los sureños. Simplificándolo mucho, consiste en ponerse "unos palitos planos" en los zapatos y salir a correr arrastrando los pies. Aquí sin embargo es de lo más normal, no debemos olvidar que los noruegos llevan usando los esquíes como medio de transporte desde los tiempos de maricastaña.

Puesta de SOL

Tan acostumbrados están que se dice que los niños nacen con los esquíes puestos (barn blir født med ski på beina), no como los españoles que nacemos con un pan bajo el brazo... interesante comparación, mucho más cómodo para las madres la situación española, supongo.

Haber nacido sin esquíes significa que cada temporada invernal tengo que reeducarme, hacer un par de salidas de prueba antes de salir "en serio". Me sigue llamando la atención cómo se lo enseñan a los niños, como éstos caen y se levantan y siguen como si nada. En caídas yo les podría instruir también, que no se diga...


Hablando de caídas, los esquíes tan chulos que compré hace dos años se me rompieron la temporada pasada en una colisión contra un robusto y fornido abeto. Sigo pensando que nadie sabe realmente cómo frenar en esquí de fondo -con eso me consuelo- y aunque he mejorado mucho, creo que sigue siendo mi asignatura pendiente, sobre todo cuando hay hielo.

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