En un abrir y cerrar de ojos --- 22.03.2018Eran las 7 de la mañana de un día de diciembre. Como todas las mañanas se disponía a llevar a los niños al colegio. La temperatura rondaba los
-15ºC, el típico fresquito invernal. Todavía reinaba la oscuridad, el SOL no saldría hasta las 9 y pico. Subieron al coche, encendieron la calefacción y comenzaron a rodar. Yo calculo que irían a algo menos de 20 km/h porque había hielo. Además la calle no está asfaltada y se comparte con peatones por lo que hay que extremar las precauciones.
Justo antes de llegar al cruce con la carretera principal y sin previo aviso el coche fue embestido.
Un enorme
alce chocó brutalmente contra en coche rompiendo la luna delantera y dejándose un trozo de piel -esquina superior izquierda- entre los cristales rotos.
Los ocupantes no sufrieron daños. Se llamó a la policia para dar parte del suceso y alertar de que un alce herido rondaba la zona. Cumpliendo con la legislación el animal fue buscado y abatido. Se busca evitar el sufrimiento del alce y también la seguridad de los vecinos porque los alces heridos tienden a ser agresivos.
Los alces son
grandes, pesados y muy rápidos. Paseando en noviembre por una pista forestal llegando a
Ullevålseter se cruzó uno. La pareja que iba delante de mi en el camino se giró y ambos extrañados me preguntaron a la vez "¿Acaba de pasar un alce o nos lo hemos imaginado?". "Efectivamente" - les contesté.
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