Confitura de frutas finas --- 10.09.2015
Mientras todo el Mundo se achicharraba en julio -literalmente- aquí en el norte de Europa hacía fresquito y llovía. Hemos tenido un par de días bonitos, pero a muchos nos ha dado la impresión de que el poco buen tiempo aparecía de lunes a viernes entre las 08h y las 16h. Por eso cuando el viernes hizo buen tiempo no me lo pensé y salí a pasear.

Bolsa con arandanos.

Bocadillo, agua, bañador y toalla, estaba todo. Ah sí, también cogí una bolsa. Estamos en época de arándanos, no hay que desaprovechar la oportunidad.

¡Dejan marca!Como no tenía ningún tipo de prisa pude adentrarme en el bosque sin preocuparme por la hora de vuelta, así que pude llegar donde los paseantes normales no llegan y donde los arándanos esperaban a ser recogidos.

Estuve un buen rato recolectando. Un arándano para la bolsa, otro para mi, uno para la bolsa, otro para mi, etc. ¡Me puse morado! (chiste fácil, lo sé). Una vez saciado decidí continuar la aventura y buscar un lago. Además tuve que irme porque los mosquitos estaban muy pesados.

En el lago había muchos grupos de excursionistas, entre ellos muchas familias con niños pequeños... y con las barbacoas a pleno rendimiento. Estaba claro que todos habíamos salido a por nuestra dosis de SOL.

Chapuzon en el lago.

Llegó el momento, hora de meterse en el agua. Lo primero son los pies...
"Uy, ¡qué fresquita está el agua!"

Soy de los que entra poquito a poco. Además tampoco tenía mucha elección porque no se veía bien el fondo; habría sido imprudente saltar y chocar con alguna rama o piedra.
Una vez dentro me convertí en el foco de atención de los patos y de los gansos.

Me sequé, me cambié y me marché a casa bien contento con mi bolsa de arándanos. Y entonces me atacó la incógnita: ¿Qué voy a hacer con tantos arándanos?
Podría habérmelos comido sin más, claro, pero entonces ¡habría reventado! Necesitaba una manera de conservarlos y pensé -claro está- en mermelada.

Transformando los arandanos.

Hacer mermelada parece fácil... bueno, es fácil. El único inconveniente es que en Internet hay docenas de recetas y no suelen parecerse. Yo seguí esta receta:
  1. Verter medio vaso de agua y los arándanos en un cazo.
  2. Calentar a fuego lento.
  3. Poco a poco se irá produciendo una mezcla. Entonces hay que remover con algún instrumento para evitar que la mezcla se quede pegada al cazo.
  4. Cuando se haya evaporado mucha agua y la mezcla sea consistente hay que añadir azúcar. Yo la eché "a ojo", sin poner demasiada porque los arándanos ya estaban dulces. El azúcar es el elemento conservante de la mezcla, así que es importante poner aunque los arándanos estén dulces.
  5. Remover hasta que la distribución de azúcar sea homogénea.
  6. Guardar el resultado en un bote y esperar 24 horas a que se enfríe.
Esas 24 horas de espera se hacen eternas, la verdad. Pero parece ser que es importante que la mermelada se enfríe poco a poco.

Una vez cumplido el plazo de rigor, toca disfrutar:

El delicioso resultado.

Llegado a este punto si el lector es tan... ¿cómo decirlo suavemente?... ejem... torpe como yo es bastante probable que alguna burbujita haya salpicado durante la cocción de la fruta y sus restos hayan aterrizado en alguna prenda. O puede que las ansias de probar la mermelada hayan causado el accidente.
En cualquier caso si la ropa se ha manchado... ¡tienes un problema!

Hay trucos para intentar quitar la mancha, ¡mucha suerte! Yo por mi parte la luciré con orgullo para que se vea que un día incluso me atreví a hacer mermelada.

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