Excursión desde la cabaña --- 08.11.2009 Existen registrados 194 picos de más de 2000 metros de altura en Noruega. El pico más alto del país, el llamado Galdhøpiggen, se encuentra a 2469 metros sobre el nivel del mar. Noruega no es, por decirlo así, un país de altas cimas. Aunque los contrastes entre una cima y el nivel del mar y/o sus acantilados crean paisajes espectaculares.
Esta es la historia de cómo no llegué a coronar uno de esos picos. El objetivo en cuestión era el pico Storsmeden situado, como ya sabemos, en el parque nacional de Rondane, cerca de la cabaña Rondvassbu.
La excursión tuvo lugar en los primeros días del mes de octubre. En la mayor parte del país era otoño, hasta aquí todo normal, pero la montaña parece que se salte la primavera y el otoño, pasando en este caso del "verano" directamente al invierno. El viernes de la llegada el terreno estaba ligeramente manchado con nieve. El sábado ya era un palmo de nieve lo que cubría el camino. Cuando se sale a la montaña hay que estar preparado para todo, sin olvidar la regla de oro: no sudar. Hay que evitar a toda costa la pérdida de calor y el contacto directo con la nieve. Esto se traduce en: dos pares de calcetines, pantalón de interior, los pantalones de hacer esquí de fondo, camiseta interior larga de esquí de fondo, jersey polar, braga al cuello, impermeable cortavientos, gorro, guantes normales y las botas... vamos, lo básico para aguantar -10ºC sin problemas. Era una excursión del día, no de "hytte a hytte", así que uno se puede ahorrar el peso de la mochila.
A la hora de comenzar la excursión el termómetro marcaba -2ºC, hacía algo de viento. Rondvassbu se encuentra a unos 1200 metros de altura, así que no es extraño que haga un temperatura tan baja en octubre. Después de 2 horas y media de camino la temperatura rondaría los -8ºC. ¿Cómo puedo saberlo?
Por la nieve. La forma y el tamaño de los copos, así como la manera que tienen de agruparse son indicadores de la temperatura. También se puede saber si el frío ha llegado poco a poco o "de repente". Lo que hace algunos días fue un arroyo, en ese momento era un torrente helado. El agua estaba helada "en movimiento", algo que ocurre cuando la temperatura baja muy bruscamente en un intervalo de tiempo muy breve.
Cerca del arroyo congelado que aparece en la foto de arriba hicimos una breve parada para beber algo de agua. Saqué la botellita de agua de mi bolsillo, pero no pude beber... ¡el agua se había congelado dentro de la botella!
En ese momento comprendí la utilidad de llevar encima un termo con agua caliente o algún tipo de infusión. Lección aprendida para la próxima vez :-)
Conforme fuimos ascendiendo la brisa fue transformándose en viento y el viento en tomerta. La fuerza del viento era espectacular, por supuesto hacía mucho frío. La fuerza del viento (arrastraba piedrecitas de hielo) hacía muy incómodo seguir adelante. Mis compañeros de excursión estimaron la temperatura en -15ºC. A unos 250m de la cima tomamos la decisión de volver. No valía la pena arriesgar, ni siquiera habría una vista decente en la cima. Esto es lo último que pude grabar con la cámara antes de que se congelara en mi mano:
El descenso "a casa" se hizo muy agradable una vez bajamos de los 1800 metros de altitud. La tormenta estaba en la otra cara de la montaña, había mucha más visibilidad y no hacía viento. Finalmente llegamos a Rondvassbu después de 6 horas de excursión. ¡ah! que nadie sufra... la cámara está bien.