Reina Maud de Noruega --- 31.08.2018
El paso del noreste o ruta marítima del norte es una ruta entre Europa y Asia mucho más corta -y por tanto atractiva- que su alternativa a través del canal de Suez. El problema -claro está- es que el camino queda bloqueado por el hielo.

¿Y qué tiene que ver la reina Maud con esto? Bueno, no me refería a la reina. Me refería al barco que -con su permiso- fue bautizado con ese nombre. El barco fue construido expresamente para la segunda expedición ártica de Roald Amundsen cuya finalidad era la de investigar la ruta marítima comentada anteriormente. El barco fue construido en Asker, botado en verano de 1917 y bautizado con un trozo de hielo.


Maud, foto de Wikipedia.

Se podría decir que principios del siglo XX fue la edad de oro de la exploración noruega. Y esta exploración estaba muy centrada en conocer más sobre el polo Norte y el polo Sur.

La expedición fue un desastre. Maud realizó su viaje, pero tardó bastante más de lo esperado: 6 años, de 1918 a 1924. Estuvieron un año entero encallados en el hielo cerca del cabo Cheliuskin. Volvieron a encallar 11 días después de liberarse. Los compañeros enviados a Dikson para dar parte de su situación murieron por el camino.

Después de dos años encallados en el hielo tuvieron que viajar al sur para reparar el barco y comprar provisiones. El sitio elegido fue Nome, en Alaska. Varios marineros aprovecharon la ocación para abandonar la expedición y volverse a casa.

El navío también pasó su tercer invierno encallado en el hielo en el estrecho de Bering por lo que tuvieron que volver a Seattle para reparar más daños. El propio Amundsen abandonó temporalmente el barco para volver a Noruega porque necesitaba dinero.

El único que pudo sacar algo de provecho fue Harald Sverdrup, el geofísico que participó en la expedición. Amundsen se arruinó y el barco fue vendido por los acreedores en Seattle.

El navío pasó a ser propiedad de la Compañía de la Bahía de Hudson y a llamarse Baymaud. Se convirtió en un barco de suministros antes de hundirse en 1930 en Cambridge Bay, Nunavut.


Maud en Oslo, agosto de 2018.

En 1990 Asker kommune compró los restos de barco por 1 dólar americano y la empresa Tandberg (también de Asker) empezó una campaña para traer el barco de vuelta a Noruega (mucho dinero y mucho papeleo burocrático), repararlo y finalmente exhibirlo en un museo.

De momento ya han conseguido la primera parte. El barco llegó -en otro barco- al puerto de Oslo la semana pasada.


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Volviendo al cuchillo --- 02.07.2018
Gotita a gotita, poco a poco. Así se va deshaciendo cada copo de nieve que cayó durante el invierno. Una vez pasadas las inundaciones que suelen acompañar al deshielo es buen momento para dar un paseo por la montaña y ver flujos de agua por todas partes. Finales de junio fue el momento que elegí para no encontrarme con otros excursionistas.



Es cierto que tengo cierta predilección por las montañas de Jotunheimen, el hogar de los gigantes en la mitología nórdica. El nombre lo puso muy acertadamente el periodista y viajero Aasmund Olavsson Vinje en 1860 porque -efectivamente- uno se siente pequeñito y rodeado de gigantes en aquel paraje.

La primera parte del plan consistía en conquistar Besseggen, seguro que los lectores veteranos recuerdarán que en agosto de 2010 nevó en aquel lugar por lo que no tuve la suerte de poder hacer la foto típica.

El procedimiento fue el mismo: Coger el barco en Gjendesheim hasta Memurubu. Una vez allí, comenzar a caminar sin ningún tipo de prisa. En la montaña la meteorología es cambiante. Hizo SOL, nevó un poquito, hizo mucho viento, llovió, granizó... ¡un día completo!

La etapa es considerada dura porque el perfil es exigente tanto a la principio como al final. Y en el medio hay que escalar por el cuchillo, claro. Las vistas son una gran recompensa. Una vez subida la primera gran cuesta el caminante puede deleitarse con un exclusivo paisaje compuesto por un glaciar, una empinada montaña y la desembocadura de un rio glaciar en el lago de Gjende.

Vista después de la primera gran cuesta.

Es un buen momento para buscar alguna piedra grande que proteja del viento y hacer una pausa, mirar detenidamente y notar que la cabaña de Memurubu -al fondo- es casi invisible. Una sombra al lado de la desembocadura...
¡Todo es tan grande! Es dificil de transmitir la escala con fotografías.

Después del bosque aparece la típica tundra compuesta por plantas muy bajas y fuertes que aprovechan el corto verano para florecer. Hay también musgo y varios tipos de líquenes por el que se esconden diferente tipos de insectos alados que se transportan dejandose llevar por el viento.

Llega el momento de la ascensión. Esto hay que hacerlo con mucha calma, un descuido aquí puede ser el último. Y por fin mis queridos lectores puedo ofrecer mi propia foto típica de Besseggen :-)

Besseggen.

El lago que vemos a la izquierda es Gjende y el lago de la derecha es Bessvatnet. Bessvatnet está a varios cientos de metros por encima de Gjende y se considera uno de los lagos más limpios y transparentes de Noruega. Se pueden ver unos 30 metros de profundidad de los 120 metros totales.

El camino se encuentra marcado con las típicas "T" rojas en la piedra de "DNT- Den Norske Turistforening", el centro excursionista nacional. Tuve la suerte de encontrarme con una de las voluntarias que va de paseo pintando "T". Una singular ocasión para agradecerle su trabajo. Me comentó que en algunas partes del camino -sobre todo en el desierto de pedruscos- hay marcas cada 2 ó 3 metros. Eso es completamente innecesario en un día normal, pero cuando se forma niebla espesa uno no puede ver a más de 2 metros. El poder de la naturaleza.

Desierto de pedruscos en Besseggen.

La segunda parte de mi ambicioso plan de montaña era subir a Galdhøpiggen, la montaña más alta de Noruega con sus 2469 metros. Pero no pudo ser. A finales de junio la temperatura era de -7ºC y debido a las fuertes rachas de viento la sensación térmica prevista por YR.no era de -17ºC. El riesgo no valía la pena.

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