El hielo fue el protagonista --- 04.03.2012
Salimos un sábado por la mañana. El destino era Bøvelstad, una cabaña recién restaurada y puesta a disposición del público. ¡Fuimos los primeros en dormir en ella!
El tiempo durante la excursión fue inmejorable. SOL, calorcito y ni una nube. Debido al calor de los últimos días y al frío de la noche, la nieve del camino se había transformado en duro hielo.

Un lago de Østmarka
Cruzando un lago

Esquiar sobre hielo es complicado y uno pierde el control de la dirección y la velocidad. Un problema importante es que no se puede frenar. Otro problema -nunca había caído en esto hasta ahora- es que se hace muy difícil subir cuestas. Al subir cuestas se usa la técnica llamada fiskebein (cola/pies de pez) que consiste en hacer pequeños escalones con los esquíes para sustentarse y poder subir. Si está muy duro, no es posible hacer estos escalones y uno resbala sin remedio.

Hay que tener cuidado con los riachuelos que se comen el hielo

Tuvimos que quitarnos los esquíes para ir bosque a través. Únicamente nos poníamos los esquíes para cruzar algún lago helado y atajar. El hielo de los lagos es un ente vivo, se separa, se junta y hace ruido similar al de una gota que cae en un vaso de agua lleno, aunque en un tono más bajo. Marchábamos en fila india, distancia de 10 metros entre compañeros. Era noche cerrada y el cielo estaba plagado de estrellas. De vez en cuento el hielo crugía bajo mis esquíes y mi pulso aumentaba. ¿Miedo?
No, emoción. Que nadie se piense que ibamos jugándonos la vida, el hielo era estable y profundo. No obstante había que extremar precauciones al "llegar a tierra", es allí donde los riachuelillos deshacen el hielo y es más fácil meter la pata, literalmente.

La cabaña posando con el cielo lleno de estrellas

Comentaba antes que "nunca había caído" en lo difícil que es subir cuestas heladas. Pues bien, ahora ya puedo decir que no sólo he caído en esto, sino que además me hice un corte algo feo en la nariz. Los detalles no son necesarios, basta decir que sangre roja y hielo blanco forman una combinación muy escandalosa. El médico me vio y me arregló, aunque no puedo esquiar hasta que la herida esté cerrada del todo.

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