En primera persona --- 24.07.2011He leído un texto que me ha puesto los pelos de punta y la carne de gallina. Pongo a continuación la traducción del testimonio de
Prableen Kaurs subdirectora de AUF-Oslo:
Me he despertado. No consigo dormir más. Estoy sentada en el salón. Siento dolor, ira, felicidad, Dios no se qué más. Son muchos sentimientos. Son demasiados pensamientos. Estoy asustada. Reacciono al menor ruido. Ahora voy a contar lo que ocurrió en Utøya. Lo que vieron mis ojos, lo que sentí, lo que hice. Las palabras me salen del hígado, pero aún así voy a evitar decir nombres por respeto a mis amigos.
Tuvimos una reunión de crisis en el edificio principal después de las explosiones en Oslo. Luego hubo otra reunión para los miembros de Akershus y Oslo. Después de las reuniones muchos asistentes se quedaron alrededor del edificio principal. Nos consolamos diciendo que estábamos a salvo en una isla. Nadie podía saber que el infierno se desataría.
Yo estaba en la puerta principal cuando el pánico se desató. Oí disparos. Le vi disparar. Todos comenzaron a correr. Mi primer pensamiento fue "
¿Por qué nos dispara la policía? ¿Qué cojones...?" Corrí dentro de la sala pequeña. La gente corría. Gritaba. Tenía miedo. Conseguí entrar en una de las habitaciones de la parte trasera del edificio. Eramos muchos dentro. Estábamos tumbados en el suelo. Oimos más disparos. Me entró más miedo. Lloré. No comprendía nada. Vi a mi mejor amigo a través de la ventana y si debía salir fuera y traerlo dentro, pero no pude. Vi el miedo en sus ojos. Seguí tumbada en el suelo varios minutos. Acordamos que no dejaríamos entrar a nadie por si el asesino venía. Oímos más disparos y decidimos saltar por la ventana. Cundió el pánico. Nos fuimos acercando a la ventana y saltamos. Yo fui la última y pensé: "
Soy la última en saltar por la ventana. Ahora moriré, estoy segura, pero no pasa nada porque se que los demás están a salvo". Lancé mi bolsa por la ventana. Probé a bajar despacio, pero me caí. Aterricé sobre la parte izquierda de mi cuerpo. Un chico me ayudó a levantarme. Corrimos al bosque.
Miré a mi alrededor. "
¿Está aquí? ¿Me está disparando? ¿Él me ve?". Una chica se había roto el tobillo. Otra estaba gravemente herida. Intenté ayudarla antes de seguir hacia el agua. Busqué cobijo detrás de un muro. Éramos muchos. Recé, recé, recé. Esperaba que Dios me viera.
Llamé por teléfono a mi madre y le dije que no estaba segura de que nos volviéramos a ver, pero que haría todo lo que pudiera para salvarme. Le dije varias veces que la quiero. Podía escuchar el miedo en su voz y lloraba. Me dolió. Le mandé un sms a mi padre diciéndole que le quería. Mandé otro mensaje a una persona a la que quiero mucho, mucho. Mandé otro mensaje a mi mejor amigo, no contestó. Escuchamos más disparos. Nos acurrucamos más. Hicimos lo que pudimos para mantener el calor. Pensé en muchas cosas. Tenía tanto miedo.
Mi padre me llamó.
Lloré y le dije que le quería. Me dijo que estaba de camino con mi hermano para recogerme una vez llegara al otro lado. Pensé en mi hermana que está de viaje. ¿Cómo podía ponerme en contacto con ella y contarle cómo estaba yo? Actualicé mu cuenta de Twitter y Facebook para decir que todavía estaba viva y "a salvo". Escribí que esperaba a la policía. La gente saltaba al agua y comenzaba a nadar. Yo me quedé tumbada. Decidí que si el asesino venía, me haría la muerta. No correría ni nadaría. No puedo describir el miedo, todos mis pensamientos, mis sentimientos.
Vino un hombre. "Soy de la policía". Seguí tumbada. Alguien le gritó que eso debía demostrarlo. No recuerdo bien lo que dijo, pero el asesino comenzó a disparar. Recargó el armo. Disparó de nuevo. Disparó a mi alrededor.
Seguí tumbada. Pensé: "
Ya se ha acabado. Está aquí. Me va a coger. Voy a morir." La gente gritaba. Oí cómo disparaba a otros. Otros saltaban al agua. Yo seguía tumbada, con el móvil en la mano.
Estaba tumbada sobre las piernas de una chica. Otras dos estaban tumbadas sobre mis piernas. Seguí tumbada. Me llegó un mensaje. Me llamaron varias veces, pero no lo cogí. Seguí tumbada, haciéndome la muerta. Estuve así una hora por lo menos. Todo estaba en silencio. Giré cuidadosamente la cabeza para ver si conseguía ver a alguien vivo. Vi cadáveres. Vi sangre. Miedo.
Decidí levantarme.
Estaba tumbada sobre un cadáver y dos cadáveres estaban tumbados sobre mi.
Me había salvado mi ángel de la guarda.
Sabía que el asesino volvería. No tenía tiempo de contestar a los que intentaron contactar conmigo. Me apresuré a llegar al agua. Me quité el jersey. Era grande. Pensé que con él sería dificil nadar. No sabía si debía llevar el móvil conmigo o dejarlo. Me lo puse en el bolsillo del pantalón y salté al agua. Vi a otros en el agua. No habían nadado lejos. Vi que otros estaban alrededor de una lancha flotante o algo así. Eran muchos los que recogían a los que nadaban. Nadé, nadé y nadé hasta aquella cosa. Grité. Lloré. Hacía frío.
Pensé en cuándo me ahogaría. Me volví más y más pesada. Recé. Continué nadando. Tenía los brazos cansados. Decidí nadar de espalda y sólo usar las piernas para continuar. Me hundí, así que volví a nadar normal otra vez. Por un momento creí que los que se habían reunido alrededor de la cosa flotante se iban. Grité. Les pedí que me esperaran. Debió ser una visión. En cualquier caso tuve que nadar un par de cientos de metros antes de alcanzarlos. Hablamos un poco. Nos dijimos quienes éramos y de dónde veníamos. Cuando los botes pasaron les gritamos pidiendo ayuda, pero sólo recogieron a los que habían nadado más. Un hombre en bote vino hacía nosotros. Nos lanzó varios chalecos salvavidas. Conseguí uno. Me lo puse.
Me aferré a la cosa flotante (un pequeño bote) hasta que el hombre del bote volvió para recogernos. Subimos todos y nos condujo a tierra. Al poco su bote comenzó a llenarse de agua. Hice lo que pude para achicar la mayor cantidad de agua posible. Usé un cubo. Me cansé y otra chica tomó el relevo. Llegamos a tierra. Nos dieron mantas. Me caían las lágrimas, lloré más. Una señora me abrazó. Me consoló. Lloré más fuerte. Un hombre me prestó su teléfono. Llamé a mi padre "
Estoy viva, lo he conseguido. Ahora estoy a salvo". Colgué y lloré más. Tuvimos que andar un poco, entonces unos desconocidos nos metieron en sus coches y nos llevaron al hotel Sundvollen.
Corrí dentro para ver si mi mejor amigo se encontraba dentro. No lo vi por ninguna parte. Vi a una amigo. Lloré escandalosamente. Estuvimos mucho tiempo abrazadas. Me di una vuelta buscando amigos. El corazón me latía con fuerza. Lloré más. Me registré en la policía y miré por todas las listas. No sabía si mi mejor amigo seguía con vida. Busqué en todas las listas. No encontraba su nombre por ninguna parte. Estaba asustada. Me dieron edredón, Me quité los calcetines mojados. Estaba medio desnuda. Me dieron una chaqueta. Volví a llamar a mis padres. Mi padre y mi hermano venían de camino. Me dieron un cacao. Me senté. Pensé. Lloré. Vi a varios amigos, les abracé. Lloré. Alguien me prestó su ordenador. Actualicé Facebook y Twitter de nuevo para decir que ya estaba a salvo.
Estuve en el hotel varias horas esperando a mi familia. Busqué conocidos. Hablé con un cura.
Le conté todo lo que vi. Fue una buena conversación. Un hombre de la cruz roja revisó todas mis heridas. Las curó. El tiempo pasaba. Estaba con varios amigos. Todos hablaban de lo mismo. De cómo habíamos sobrevivido. De lo que había pasado. Pregunté si habían visto a mi mejor amigo. Nadie lo había visto. Me asusté. Pensé que había sido culpa mia que no hubiéramos podido seguir juntos. Una amiga consiguió la llave de una habitación. Nos metimos dentro y pusimos las noticias. Dolor, tristeza, muchos sentimientos. Mi padre me llamó por teléfono, ya habían llegado. Cogí el ascensor y me fui hacia ellos. Abracé a mi hermano y a mi padre mucho tiempo. Lloré muy alto. Mi hermano lloró conmigo. Fue un buen rato. Vi a un chico que se parecía a mi amigo. Grité su nombre. Se giró, era él. Nos abrazamos mucho tiempo. Ambos llorábamos y nos preguntamos mutuamente cómo habíamos conseguido escapar. Después me fui a casa. Algunos se vinieron con nosotros. Mi amigo se vino a mi casa. Su hermano vino a mi casa también con su mejor amigo. Fueron muchos los que se reunieron en mi casa. No se querían marchar sin ver que yo estaba bien. Hablamos un poco. Tome algo de zumo Me comí un yoghurt. Hablé un poco con mi madre y mi familia. Llamé a mi mejor amiga, tuvimos una buena conversación. Me dijo: "
Ya no sabía si alguna vez recibiría esta llamada." Las lágrimas me caían. Hablamos un poco más. Después me fui a la cama, eran las 3 de la madrugada. Mi madre no me dejó dormir sola, así que dormimos juntas.
Ya han pasado algunas horas desde que esto ocurrió. Sigo en estado de shock.
No lo he asimilado todo.
He visto los cadáveres de de amigos mios.
Muchos de mis amigos siguen desaparecidos.
Me alegro de saber nadar. Me alegro de seguir con vida. De que Dios cuidara de mi. Tantos sentimientos, tantos pensamientos. Pienso en todos los afectados. En todos los que he perdido. En el infierno que hemos vivido en la isla. El evento más bonito del verano se convirtión en la peor pesadilla de Noruega.
Subir